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Me he follado a una nazarenaAnoche fui a la procesión de aquí de mi ciudad con la única intención de que me diesen caramelos para tener hoy lunes. No soy católico ni creo en todos esos rituales de sacar santos a la calle ni nada, pero un amigo que sí que es creyente terminó de convencerme. Olvidaba cuan aburridos son estos desfiles si no los vives con pasión o llevas media vida asistiendo a ellos y encima de pie, que para las horitas que se pasa uno ahí al menos te podían alquilar las sillas por menos de 6€.
Total, un aburrimiento de desfile hasta que en el tercer paso un nazareno me dio muchos caramelos y me dijo: "te veo luego en el Coiba, tú ya sabes quien soy". Mi amigo también lo escuchó y se quedó tan rotísimo2 como yo, un nazareno supuestamente no puede dar datos de quién es. Yo me rayé mucho durante toda la procesión, y más si digo que la voz era de una fémina. ¿Habrá escuchado Dios al fin mis plegarias de cuando me la pelaba como un mono?
La procesión terminó sobre las 10, y le dije a mi amigo de tomarnos unas cervezas, obviamente porque tenía mucha curiosidad de ir al Coiba y de ver si me la estaban jugando o no. El muy cabrón me dijo que no, que no fuese porque seguro que o se estaban equivocando o que habíamos escuchado mal, podía habérselo dicho a su tía, abuela, la viejecita con olor a ajo que estaba sentada justo delante nuestra. Así que le eché dos cojones y me fui yo solo al Coiba sobre las 10 y media a tomarme una birra y unas patatas bravas.
Llegué y estaban los mismos grupos de siempre: el Chapa, el tonino y sus amigos malotes. La mesa de chicas solteronas que no paran de hablar de tupper sex fiestas o como diantres se llamen, las parejas... Y ni rastro de ninguna piva sola.
Me tomé mis bravas con mi tercio de estrella más feliz que el cáliz, total, si me la habían jugado yo cogí un buen puñado de caramelos gracias a la confusión de una nazarena. Entonces fue cuando escuchó: "Perdona, ¿me pones una coca-cola light?" ¡Joder! ¡Era la misma puta voz que escuché en la procesión! Tenía los huevos de pascua en la garganta, una peste a bravas en la boca y casi me atraganto al tragar.
No supe si darme la vuelta o no, ¿sería un orco?, tenía la voz muy dulce así que arriesgué, me di la vuelta y vi una chica que veo a menudo en la biblioteca y con la cual hago ojitos.
-"Has venido"- Me dijo picarescamente.
-"S..Sí.." - Apenas me salían las palabras, pero atiné a responder.
-"¿Sabes quién soy, no?"
-"Sí, claro! Aunque no sé tu nombre.
-"¿Cómo que no? Soy la amiga de Marta, que va a tu facultad, nos presentaron hace cosa de un mes en las fiestas de Letras. Y me ves un montón de veces en la biblioteca y nunca me saludas". - Me dijo con tono enfadado.
-"¡Ah! valeeee, perdona... Es que tengo muy mala memoria para los nombres y las caras- Dije sin tener ni puta idea de quién coño era.
-"Oye, ¿vives por aquí? Es que tengo que volver a casa a por fuego, que me lo he dejado, o si quieres espérame aquí, como tú veas.
-"Si quieres te acompaño"
Y así fue como subimos a su casa. Un pedazo de ático que lo flipas, chaval. Todos los muebles de diseño y con mucho estilo. Yo estaba nervioso y ella tan maja como todos los nazarenos. Se nota que han pagado su penitencia. Esperé en el salón y ella entró a su habitación. Empecé a curiosear las fotos que tenía con Roucco Varela, sus excursiones a Fátima... Y me entró un morbo de cien pares de narices.
Pasaron cosa de diez minutos, mucho tiempo para buscar un mechero, y cuando empecé a ponerme un tanto brutote por la foto de Carol Wojtyla, me sale la chica con una faldita cortita plisada, un jersey rojo con escote y unas botas que ni el gato del cuento.
-"¿Te apetece una copa?" - Dije entrecortado.
-"Sí, pero ¿por qué no nos tomamos una aquí antes? Mis padres como ves, no están y podemos empezar la fiesta aquí".
Hablamos un rato sobre filología y todas esas mierdas de las que hablas antes de pincharte una tía. Quería parecer un buen chico, pero tampoco tonto. Y vi que la tía no era tan religiosa como aparentaba serlo, o al menos se ve que en la intimidad se pasaba el crucifijo por entre las piernas, porque le eché huevos para meterle el morro y en menos de lo que tardaron en apedrear a Cristo, yo ya estaba tocándole y comiéndole esas tetas con avidez.
Fuimos a su habitación a follar. ¡Y con condón! De hecho ella me lo puso sin objeciones. Y mientras botaba sobre mi miembro vi su traje de nazarena y le dije si no le importaba ponérselo. Sí, había que probar. Me miró con una cara un poco extrañada al principio pero se le mojó tanto el chochito que terminó accediendo a mis plegarias y se lo puso. ¡Así que terminé zumbándome a una nazarena!
La hice tocar el cielo y mientras ella se quitaba el traje, yo aproveché para quitarme el condón y creo que la manché sin querer, espero que no porque seguro que no sino no voy a volver a sentir la llamada divina.
Y así me marché de su casa, sin salir de fiesta pero dándole un buen meneo a sus caderas angelicales. Con ganas de rezar un Padre Nuestro y con ganas de volver a mojar con una nazarena. Que a parte de desfilar y dar caramelitos, saben bien qué hacer con un cirio.
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